Algo de Mi
Mi nombre es Mariela Gatto. Nací a finales de 1980, de sol Sagitario, Ascendente Piscis, Luna en Escorpio y Kyron en Tauro en casa 2.
Ultima hija de una mujer comenzando sus 41 y un Padre de 55 años. Menor de 5 hermanos.
Nací con estrabismo, a mis 9 años tuve una varicela que me marcó de por vida y a los 12 años sufrí una gran herida. Mi padre se fue de la casa y mi vida cambió radicalmente. La vida pasó de la abundancia a la escasez. La herida de abandono se hizo evidente en mi vida.
Esta herida pertenece a mi clan Materno y ha sido para mí fuente de inspiración para crecer y sanar.
Siempre fui muy sensible. Me preguntaba desde niña si todos veian al mundo como yo lo hacía, con el tiempo fui descubriendo que no era así.
Comencé a trabajar a los 16 años, por dos motivos, por el dinero y porque me alejaba de los conflictos que se sucedían en el seno materno. Ahí descubrí que el trabajo era una fuente o un medio para sentirse empoderada.
A mis 21 años conocí al Padre de mis hijas, me enamoré plenamente. Él me traía esa figura de hombre que se me había disipado a temprana edad.
Durante esos años estudiaba comunicación social y trabajaba en el Ministerio de Salud en un Proyecto de Prevención de HIV. Aqui conocí mucha gente con historias difíciles pero que día a día trabajan para visibilizar algo de lo que muchas veces no se hablaba. Todos ellos fueron fuentes de inspiración.
Por otro lado y a modo terapéutico comencé a trabajar con mosaicos. Era una hermosa terapia que me traía mucha satisfacción.
A mis 28 años ya tenía un taller donde enseñaba la técnica y un negocio donde vendía insumos.
Durante los años que siguieron me hice madre de 2 hijas con 1 año y medio de diferencia. La maternidad es hermosa pero te muestra muchas emociones. Todas Juntas. Podés sentirte ahogada y también despierta una necesidad de crecer.
Durante los años que siguieron, armé equipo, comencé a formar una familia nueva: La familia del Mosaico. Tuve la oportunidad de ser testigo como miles de mujeres se empoderaban con un trabajo de Mosaico.
El Mosaico y el fin de un viaje de 20 años.
Para quien no conoce la técnica se trata de armar una figura o diseño con cientos de fragmentos de vidrio, cerámico o cualquier otro material.
Cada trabajo puede demorar días o incluso meses.
Meses de abstracción, de estar atendiendo a cada una de sus piezas.
En lo personal, cada mosaico que realicé me llevó a profundos viajes.
A silencios eternos. A estar presente en cada movimiento. Me conecté conmigo y con los otros desde un lugar de profunidad.
Sobre la mesa un mural en construcción, con miles de fragmentos de vidrios y montones de mujeres en movimiento y calma.
Gracias a esta pasión pude ver cúanto era capaz de hacer cuando algo me interesa. Hice, construí, levanté, Junté, reuní. Vi infinitas posibilidades.
Mis infinitas posibilidades. Me sentí durante años en la cresta de la ola.
Aunque en algún momento la ola, después de romper se retira.
Y así un día hice yo.
A mis 33 años, edad del despertar, fuí por primera vez a hacerme mi carta natal. Ese día fue un antes y un después para mi.
En esos momentos estaba atravesando una crisis existencial y mucha angustia.
Tenía todo lo que había deseado, pero sin embargo la estaba pasando mal.
En el desarrollo de mi carta natal descubrí que mi energía era más del 50 % en agua.
Ese agua que te conecta con todos y todo, que te permite sentir, percibir. Que te lleva a Ser empático y sensible a todo.
Y este descubrimiento fue esencial para mostrarme el por qué de mi angustia y malestar.
Hasta ese entonces mi sensibilidad era mal vista por mi compañero de camino, siempre castigada, como si yo tuviera una especie de problema..
y mas que un defecto, es una virtud. Y también un camino de vida.
Recuerda que lo que te pasa en la vida, te pone en el camino del Propósito. Todo es perfecto.
Si bien la espiritualidad siempre me acompañó en mi camino de vida, a partir de este momento todos mis estudios se volvieron a ese campo.
En esos años estudié: Meditación en Laberintos, Reiki, astrología, Tarot, Biodescodificación, regresiones a vidas pasadas y la activación del Yo Soy entre otros.
Una vez que empezamos a reconocernos, no se puede volver atrás.
Tras 13 años de pareja, tuve que dar fin a esa relación, perdonando y perdonándome. Esta decisión fue muy dificil para mi, implicaba otra vez enfrentarme al duelo de la falta.
A crecer y hacerme cargo de todo este mundo hermoso que había construido hasta ese entonces.
Pero así fue y con dos hijas pequeñas me quedé sin par.
Y me empecé a tratar con respeto, reconociéndome. Dando lugar a mis heridas. A mis sombras. A mis luces. Trabajé en mi cada día y desarmé todo aquello que había construido.
Incluso, gracias al movimiento de Pandemia, también logré desconectarme de una Profesión a la que me dediqué por 20 años, y que me trajo cientos o miles de satisfacciones.
Volver a empezar
Las claridades se presentaron, y la vida me fué ayudando con sus movimientos en el viaje de armar y desarmar.
Lo que es adentro, se refleja afuera. Esto implica también renunciar, soltar. Quedarse en soledad para reconocerse. Trabajar las heridas. Darles Luz.
Hoy mis hijas adolecen, Yo me volví más grande y segura.
Aún sigo desarmando el pasado para que el presente esté cada día mas alineado a quien realmente soy.
Mi sensibilidad es mi Don.
Soy capaz de conversar y relacionarme con cualquier persona. Puedo sentir lo que sienten. Puedo leer información que flota en el inconsciente colectivo.
Puedo conectarme con las letras y escribir.
Durante años creía que yo era muy creativa, en realidad hoy se que percibo mucho. Que la información está ahí y cuánto mas limpia tu antena, más rápido viaja.
Hoy conecto plenamente con mi propósito y con la auto escucha.
Veo nuevamente a mujeres y hombres sanar y empoderarse en plena conciencia. Sigo trabajando grupalmente por que esto me trae mucha satisfacción. Sobre todo en los retiros, cuando nos hermanamos en el amor.
Ya no tengo que salir corriendo a ningún lugar, voy co creando mi realidad, con conciencia, entendiendo los ciclos de la vida, la naturaleza.
Me conecto más con mi espíritu y menos con mi ego. Porque tengo claro que la vida es un juego de polaridades.
Pronto, te contaré con detalles algunas historias.
Amor