La fuerza de la intención: cuando el cambio comienza adentro

La fuerza de la intención: cuando el cambio comienza adentro

Vivimos tiempos donde se habla mucho de manifestar, de atraer, de decretar.
Pero pocas veces nos detenemos a comprender qué es realmente la intención y por qué tiene tanta fuerza transformadora cuando es genuina.

La intención no es un deseo superficial ni una lista de metas.
La intención es un acto consciente, un punto de partida interno desde el cual elegimos cómo queremos vivir, sentir y caminar nuestra experiencia.


¿Qué es la intención, de verdad?

Intencionar es orientar la energía.
Es decidir, desde un lugar profundo, hacia dónde queremos dirigir nuestra atención, nuestras acciones y nuestra vida.

Cuando hay intención:

  • el cuerpo se alinea

  • la mente se ordena

  • las decisiones se vuelven más claras

  • lo que no está en coherencia comienza a caerse solo

La intención no fuerza, enfoca.
No controla, ordena.


Intención no es exigencia

Un error común es confundir intención con autoexigencia.
La intención verdadera no nace desde el “tengo que”, sino desde el “elijo”.

No se trata de imponernos una versión ideal de nosotros mismos, sino de escuchar qué pide el alma en este momento del camino.

Por eso, intencionar no es prometer resultados, sino abrir una dirección.


El cuerpo como ancla de la intención

La intención no vive solo en la mente.
Cuando queda solo en palabras, se diluye.

El cuerpo es el gran anclaje:

  • cuando respiramos conscientemente

  • cuando soltamos tensiones

  • cuando nos movemos con presencia

  • cuando escribimos desde lo que sentimos

Ahí la intención deja de ser idea y se vuelve experiencia.

Por eso los rituales, el movimiento consciente, la escritura y la visualización tienen tanta potencia: le dan forma a lo invisible.


Soltar: el paso previo a toda intención

No podemos abrir un nuevo ciclo si seguimos cargando lo que ya cumplió su función.

Antes de intencionar, es necesario:

  • soltar viejas expectativas

  • liberar culpas

  • despedir versiones antiguas

  • cerrar procesos inconclusos

Soltar no es olvidar.
Es agradecer, integrar y dejar ir.

Solo así la intención encuentra espacio real para crecer.


Intencionar no es controlar el futuro

La intención no garantiza caminos sin obstáculos.
Pero sí nos da coherencia interna para atravesarlos.

Cuando hay intención clara:

  • sabemos cuándo decir que no

  • reconocemos cuándo algo no va más

  • sentimos cuándo algo sí nos pertenece

La vida sigue siendo movimiento, pero ya no estamos a la deriva.


Cerrar e intencionar: un acto de conciencia

Los cierres conscientes nos permiten honrar lo vivido y abrirnos a lo nuevo con mayor liviandad.

Intencionar es un gesto simple y profundo a la vez:

“Elijo caminar el próximo ciclo con más presencia, verdad y coherencia.”

No hace falta saber todo.
Solo hace falta estar disponibles.


🌿 Para integrar

Antes de comenzar un nuevo ciclo, preguntate:

  • ¿Qué necesito soltar de verdad?

  • ¿Qué quiero cuidar en mí el próximo año?

  • ¿Desde qué lugar quiero vivir lo que viene?

La intención nace ahí, en esa escucha honesta.

Cerrar ciclos e intencionar un nuevo año no es un acto simbólico menor:
es una forma consciente de ordenar la energía, las emociones y las decisiones que vendrán.

Si sentís que necesitás soltar lo vivido, tomar perspectiva y abrir el 2026 con mayor claridad, te invito a participar de un encuentro virtual guiado donde trabajaremos el cuerpo, la respiración, la escritura y la intención de manera profunda y accesible.

Un espacio cuidado para detenerte, integrar y sembrar el nuevo ciclo desde un lugar más liviano y verdadero.

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Con amor y presencia,

Mariela.

Ilustración espiritual con vela encendida y luna creciente que representa la fuerza de la intención y el cambio interior consciente.
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